La actividad de la construcción sufrió el impacto de las turbulencias económicas de los últimos meses. Sin embargo, podría ya estar enfrentando un escenario de probable recuperación.
En las empresas vinculadas a la construcción de obra pública, donde parte de los materiales están dolarizados, la depreciación cambiaria generó desembolsos mayores a los previstos originalmente que, en el mejor de los casos, se recuperarán recién cuando las redeterminaciones de costos estén aprobadas y los correspondientes certificados cobrados. En un contexto de muy altas tasas de interés, esto genera fuertes quebrantos (un análisis detallado de estos impactos económicos y financieros se incluirá en el próximo informe del Foro de Análisis Económico de la Construcción de la Cámara Argentina de la Construcción, Delegación Córdoba).
En el segmento de la construcción privada desarrollista, la combinación de dólar imparable con altas tasas de interés mantuvo deprimidas a las ventas de inmuebles de primera mano, según las estadísticas de la Cámara Empresarial de Desarrollistas Urbanos de Córdoba (Ceduc), como ocurre cada vez que la opción dólar versus tasas deja en desventaja a la opción “ladrillos”. La construcción privada particular se ha visto afectada negativamente por caída del poder adquisitivo de los salarios, altos costos financieros por préstamos personales y financiaciones con tarjetas de crédito y menor atractivo de los créditos hipotecarios.
Sin embargo, esto puede cambiar en los próximos meses: la clave para el análisis es que el escenario económico tiene un antes y un después del dólar a $ 40. Antes de los $ 40, el gobierno tenía dos grandes problemas: a) los mercados percibían riesgo de default, pero era difícil profundizar el ajuste fiscal necesario para revertir esas percepciones (b las reservas no alcanzan para contener la corrida cambiaria, y encima el acuerdo de junio con el Fondo Monetario Internacional estableció un tipo de cambio flexible, sin intervención del Banco Central.
Pero, después de los $ 40, al gobierno se le abren dos posibilidades: a) jugar fuerte con la promesa de eliminación del déficit fiscal, aprovechando dólar alto para subir carga tributaria sobre exportaciones b) modificar la política cambiaria, dado que a $ 40 las reservas tienen poder de fuego frente al mercado; por lo tanto, se hace viable una política de “dólar administrado”. En la medida en que el nuevo acuerdo con el FMI contemple la posibilidad de intervención del Banco Central, la corrida podría terminarse.
Potenciales efectos positivos
Si la crisis remite, a) las empresas vinculadas a la obra pública reducirían sus pérdidas hacia adelante por dejar de “correr de atrás” al dólar b) el mercado de inmuebles de primera mano podría beneficiarse por compras de oportunidad c) la construcción privada particular podría retomar el ritmo, con compras de oportunidad de materiales.
* Por Gastón Utrera, Presidente de Economic Trends S.A.